El mes pasado una serie de cadáveres de delfines, muchos de ellos bebés, empezaron a surgir en las playas del Golfo de México. Hasta el momento llevan 114 (100 más que el promedio de delfines muertos en esa zona durante cualquier año entre 2002 y 2007). Por supuesto esto hace que muchas personas se interesen en investigar qué es lo que está sucediendo. Sin embargo, Reuters reporta que una orden ha sido impuesta prohibiendo que los biólogos marinos del National Marine Fisheries Service hablen a los medios de lo que han encontrado.
La orden de confidencialidad estaba contenida en una carta que anunciaba a los científicos que su investigación de la muerte de los delfines, clasificada como “un evento de mortandad inusual”, había sido incluida en una investigación federal criminal lanzada el año pasado, parte del caso que invetsiga el derrame de petróleo. La carta advertía que debido a la seriedad del caso ninguna información debía de ser hecha pública.
Mientras tanto los residentes de Louisiana dijeron a la AP que el gobierno está ocultando algo: “está más sucio que un baño en Taco Bell”, dijo un pescador de la zona.
[AP]
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