Simplemente imagina tu lugar de origen, nuestro lugar de origen, fuera de esta prisión llamada “Matrix”. Imagina que no hay cuerpo, imagina que no hay limitaciones, imagina que no tenemos nada por lo que guerrear, ni por lo que discutir. Imagina que no hay miedo, imagina que no hay mentira. Imagina que simplemente hay un mar de ondas donde tú, yo, nosotros, navegamos aprendiendo la vida, disfrutándola y sintiendo nuestro origen común en una luz clara, inmensa, cálida y amorosa que nos espera al final del camino y que nos invita a fundirnos con ella.
Más allá de la manipulación de los medios, un suceso como este nos conmueve porque nos sacan por unos instantes de la mentira que envuelve este mundo que nos rodea.
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